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MIS OBSESIONES

Happy Loosers

Cuando uno empieza a interesarse de verdad por lo que han hecho los demás, ya sea en cuanto a música, cómics, discos o cualquier otra cosa, le entran muchas ganas de emularlos y lograr algo semejante. Me pasó en mi infancia con Richard Corben y Edgar Allan Poe; en mi adolescencia, con Stephen King y J.D. Salinger. Y ahora mismo, con demasiada gente como para poder citar sólo un par de nombres.


Mi referente es Ferran Adrià. Es un tío guay.

Reconozco que me quedo sorprendido con mucha facilidad. Me encanta la sensación etérea y estimulante de acabar de experimentar algo especial, distinto, que ha marcado un hito en el trayecto de mi vida. Muchas veces uno no sabe cuánto le ha afectado una película, un libro o un disco hasta que pasados los días empieza a comprender que, inconscientemente, los tiene de manera permanente en la cabeza. Que, sin percatarse, saborea su regusto con deleite y parsimonia. No tardaremos en proclamar a los cuatro vientos nuestro descubrimiento y en buscar a cómplices de nuestra fascinación. Sin embargo, en ocasiones veremos que nuestro entusiasmo topa con la indiferencia más absoluta.


Tío, con este tipo de fotos no se triunfa. Mejor sería poner un cómic de Calvin y Hobbes.

Esta indiferencia puede llegar a ser terrorífica. Que se lo pregunten, si no, a Carl Rusk, un talentoso compositor de pop que abandonó la música tras dos canciones brillantes que no tuvieron ningún tipo de repercusión. O a Lovecraft, cuya popularidad en vida nunca fue más allá de un estrecho círculo de admiradores. O a ese tipo gordito y con gafas del instituto, lleno de cultura y de experiencia intelectual, al que casi nadie tuvo en cuenta porque no era enrollado. Incluso el talento hay que saber venderlo y es preciso darle la forma necesaria para que sea más accesible. Pero la mayoría de estas personas se vuelcan en sus obsesiones sin tener en cuenta nada más.


Carl Rusk: en tu día no te escuchaba ni tu padre. Hoy eres el ídolo del autor de un oscuro blog.

No son egocentristas ni les mueve el afán de protagonismo. Ya hay demasiados esnobs que critican la fama y el reconocimiento como algo mediocre, y que para destacar adoptan la pose de incomprendidos. El perdedor auténtico no se molesta en querer ser un outsider, un "librepensador" de medio pelo. No quiere ser un referente de nada, no es complaciente ni se congratula a sí mismo por su éxito, no pretende que lo adoren, es más, algo así lo detesta y le incomoda. Necesita el feedback de los demás simplemente para calibrar hasta qué punto ha logrado sus objetivos, en qué medida lo que ha hecho tiene el valor que él suponía. Con humildad, busca señales que le indiquen si lo está haciendo bien. Y también es ésta la trampa que le lleva a la condena: no se esfuerza en aparecer cada dos por tres en la foto y por lo tanto difícilmente llamará la atención.


Escogí a mi novia por sus bellísimos valores personales.

Mi más sincera admiración para esos escritores que terminan dos relatos brillantes y que no vuelven a escribir porque nadie les dice nada; para esas bandas que abandonan después de que a sus conciertos no acudan más de diez personas; para esos dibujantes de cómics que aparecen fugazmente en un oscuro fancine para luego desaparecer. Es posible que, con el tiempo, el sedimento de lo que han hecho genere un merecidísimo e imborrable culto hacia ellos, aunque apenas lleguen a disfrutarlo. Y por supuesto, mi más honesto aborrecimiento hacia los buscadores de la fama fácil, hacia los que se recrean en el éxito como medidor de sus cualidades personales. Lo único que puedo decir es que el tiempo se encargará de que en unos pocos años nadie, ni siquiera los que una vez los tuvieron como iconos, se acuerde de ellos.

¡En fin! Llegaron mis vacaciones, y voy a tomarme un descanso que alcanzará hasta bien avanzado agosto. Después de unos meses, puedo decir que me lo he pasado en grande escribiendo este blog pero que aún no tengo claro si continuaré. En cualquier caso, muchas gracias a todos los que os soléis pasar por aquí para leer estas pajillas mentales. Buen verano y... ¡a divertirse!

7 comentarios

Cunyatman -

Uhm, espero que no sea una despedidad Mr. Glasshead, sino donde contestaría a preguntas tan interesantes como "Cuanto son 2+2?" de la protección anti-spam?

Jeje, bromas aparte es lógico plantearse el dejarse el blog porque pocos lo leen (en mi caso creo que solo lo lee Charles Bronson desde que le dedique dos artículos), pero como bien dice Ud, al menos esos pocos disfrutamos leyendo y "paladeando" algunas buenas entradas...

A descansar, pero nada de desertar soldado!!

Dr Zito -

Vuelva!

son -

me ha encantado el subtítulo que has puesto al blog (El blog que se ríe gratuitamente de los estereotipos), no sé cuando lo pusiste pero me parece muy gracioso por tu parte.
Respecto a los artistas, lo q no deja de sorprenderme es q lo importante es confiar en uno mismo. Siempre me resiento cuando veo algo que me gusta pq pienso q yo no lo habría podido hacer, pero es q cada uno tiene sus propios métodos e ideas y es desde allí desde donde se puede conseguir crear cosas originales y que valgan la pena.

Anónimo -

Dig Camoens -

No te echaremos de menos.

engelson -

Por 2ª vez (o ha desaparecido mi comentario o he soñado) manifiesto el mismo deseo que Civ.
Saludos y hasta setiembre

Civ -

También son admirables los que, a pesar de fracasar una y otra vez, siguen a lo suyo sin que les importe demasiado.

¡Y no se te ocurra dejar el blog! ¿Quién va a montar las polémicas entre blogueros si no?