Operación Triunfo
Juan Camus. La verdadera estrella.
Es significativo que el programa se llame "Operación Triunfo", título en el que no destaca por ningún lado su vertiente musical, sino la idea de fama, de dinero, que es todo lo que signica el éxito en un país que rebosa tanta cultura como España. Estoy harto de la gente que dice que "esto es mejor que Gran Hermano porque al menos, cantan". En realidad es lo mismo, sólo que peor, porque encima usa coartada artística. No puedo concebir que "cantante" sea un tipo o tiparraca de voz potente que hace gorgoritos cada dos por tres, y cuya mayor idea de "cantar con sentimiento" es sonreír, llevarse un puño al pecho y mover la cabeza de lado a lado mientras abre los ojos como platos. Obviamente, el asunto no pasa de ser un montaje comercial, trufado de jueces -normalmente altos capos de las discográficas- que con mirada severa, como para darse autoridad, juzgan lo injuzgable, porque todos esos individuos cantan más o menos igual de mal, con la misma carencia de estilo y personalidad que se le suponen a cualquiera que pretenda estar haciendo arte. Pero de alguna manera hay que justificar el programa.
Enrique Anaut. Un incomprendido.
Es curioso observar las actitudes de los participantes. Su idea de la vida y del éxito está absolutamente distorsionada por el gran engaño del programa. En realidad son unos completos inútiles, ya que poco más saben hacer aparte de los gorgoritos, pero ellos tienen grandes sueños de lujo, fama y conciertos multitudinarios. El programa les exprime mientras dura la edición, que es cuando se obtiene beneficio con las audiencias y con los cd's recopilatorios de las "galas". Después sacarán como mucho un disco, si tienen suerte, para hundirse a continuación en el olvido y en el fracaso. Afortunadamente, Bisbal sólo hay uno. No me suena que la presencia de alguno más de los "triunfitos" (término ideal para retratar sus excelsas capacidades mentales) se haya prolongado tanto en el tiempo. Por eso me parece tan patético ver llorar a uno de estos jóvenes, tras ser eliminado, porque ya no podrá "cumplir su sueño".
Yo siempre he sido fanático de los friquis de estos programas, producto de las salidas de madre de los encargados del casting y de una conjunción astral insólita que ha permitido que se mezclasen con tanta gente... normal. Mis participantes ideales han sido Juan Camus, Enrique Anaut y Mai Meneses. No me tragaría ni una sola canción de ellos, pero admiro su actitud de outsiders y de infrarreconocidos, son la escoria de estos programas y nunca duran más allá de la primera eliminatoria. Y aunque esta edición acaba de empezar, ya hay dos que sobresalen en este sentido:
Este tipo es informático. Tiene toda la pinta, de hecho me pregunto qué hace ahí dentro. Debería esperar a "Operación Star Wars" o algo así.
Y éste me cae bien porque ha salido a cantar con una camiseta de Jimmy Hendrix: la primera vez que veo que una reminiscencia a la música de verdad se cuela en este engendro de programa.
15 comentarios
Omega watch -
Luis M. -
En el fondo me da pena de todos los chicos que van a estos concursos, porque lo hacen con toda la ilusión del mundo, son veinteañeros, y es una edad en que se te abre una ventana así y la traspasas, no vas a pararte a pensar en más profundidades. Ellos no tienen la culpa del manejo que se traigan en el concurso con sus vidas. Están ilusionados y ya está, es así de simple. Aunque luego todo sea una manipulación interesada.
ANTIAGO -
SANTIAGO -
iepa -
JOheae -
pau -
morada -
Cunyatman -
Es cierto, estamos rodeados, asi que asegurad el perímetro.
Civ -
Eso sí, puntualizaré algunas de las cosas que más me tocan las narices de OT:
1. Los aspirantes cuando dicen eso de que aman la música, que la música es su vida, que lo llevan dentro y no podrían vivir sin música... Lo dicen casualmente unas "personas" (o infraseres, que dirían en MB) que no han comprado un puto disco en su vida (bueno sí, el de bisbal), que no escuchan música más allá de los trozos de canciones que ponen los 40 entre anuncio y anuncio, que no han leído sobre música ni una mísera revista especializada. Y pese a ello, dicen con todo convencimiento que la música es su mayor pasión. Grrrrrr!
2. De nuevo los aspirantes a triunfitos, cuando al ser rechazados afirman entre lágrimas que han perdido su única oportunidad, que ya no les quedan posibilidades. ¡Imbéciles! ¡Montad un grupo y fracasad como hacemos todos! ¡Grabad maquetas con un cutre programa de ordenador y mandadlas a la radio como hacemos todos! Si tanto os gusta la música, hacedla, y dejaos de lloriqueos, mamones! (calma, calma...)
En fin, está claro que a mí me cabrean más los propios concursantes que los organizadores en sí, esos van a por el dinero, como siempre, pero los concursantes son sólo un grupo de lemmings con ganas de entrar en el mundo del famoseo. Y lo que más miedo da es ver la afluencia en los castings, no son cuatro tarados, no, son muchos, muchísimos, estamos rodeados...
Mr. Glasshead -
Engelson, eso es algo particularmente irritante cuando ves el programa. El discurso que da cualquier miembro del jurado es absolutamente estéril porque hasta el final no vas a saber si se queda o se va. Es hablar por mantener la tensión, podrían sustituir esa palabrería absurda por un redoble de tambor o algo así.
pepa: no me equivoqué, mujer! :P
Y es lo que digo, Cunyatman, todo el programa en sí entra dentro de esa hipocresía engañabobos del comercio vestido de "arte".
Cunyatman -
Lo más patético se Operación Truño es la moraleja que nos da: "Para ser artista no hace falta tener nada especial, no hay que nacer con un talento o instruirse durante años, simplemente necesitas una discográfica detras y prostituirte"...
Muy triste...pero real
la pepa -
Pozi -
engelson -
Especialmente simpática fue la actitud de la organización, para tranquilizarles les iban diciendo si se quedaban o no en una pantalla, los singers tenían que ir leyendo pero no se lo decían claro y de tirón, a unos les decían que tenían que mejorar para al final decirles que si, a otros les decían que eran muy buenos pero que en otra ocasión; todo ello provocaba en los aspirantes tan buen rollo, que muchos de ellos lloraban agradecidos por la tensión acumulada.
En fin, que tiene tela