Mercedes Milà
Ya hace unos años que la popularidad de Mercedes Milà va en aumento, sin duda básicamente por ser la presentadora habitual de Gran Hermano y de esa especie de seudodocumentales de denuncia que son Diario de. Vende una imagen de periodista comprometida, muy personal y casi independiente, centrada en mejorar el mundo por señalar sus deficiencias y luchar abiertamente contra ellas.
Cómo ir de progresista para ganarse la vida en televisión.
A veces, Mercedes Milà sobreactúa obscenamente su papel y acaba convirtiéndose en poco menos que en una caricatura, en una exageración ridícula, signo de la hipocresía moral que reina actualmente en los medios: no importa ser honesto, sino parecerlo. Es la más viva imagen de la dictadura de lo políticamente correcto. Juega un papel perverso por lo que comunica: la estrechez de mente más absoluta, la intolerancia radical que encima cuenta con una supuesta coartada moral. Muchas veces, alguna de sus entrevistas de Diario de es un puro atentado contra la inteligencia, un espectáculo bochornoso en el que Milà se erige en defensora de los valores más nobles e incorruptibles. Aún recuerdo un momento memorable del programa Diario de sobre el neofascismo en España, en el que Milà pregunta al periodista Eduardo Haro Tecglen sobre un presunto pasado fascista. El motivo es que fue el encargado de narrar una crónica de la inauguración de un pantano por Franco, ni más ni menos que en el año 44, y al hablar del dictador utilizó la expresión "egregio caudillo" (como si hubiera otra manera de referirse a él en los medios de la época sin ser sospechoso de conjurar contra España). Aquí transcribo más o menos la entrevista:
-¿Cómo pudiste escribir eso, Eduardo? Me parece horrible.
-Bueno, sencillamente me lo encargaron. No tuve más remedio que hacerlo.
-¿Pero cómo pudiste expresar algo que iba tan en contra de tu pensamiento?
-Porque tenía que sobrevivir.
-¿Y tú crees que se puede deformar tanto tu propio pensamiento para poder comer?
-Sí, para poder comer, pero ojo, también para seguir vivo.
-¿Y por qué no te fuiste de España?
-¿Y cómo me iba? ¿Y adónde? ¿Me ponía a caminar por la carretera para ver dónde llegaba? Mercedes, si me quieres condenar por eso, no puedo hacer nada.
Me parece que sobra cualquier comentario. La "denuncia" de Milà llega a unos niveles de chabacanismo y falta de profundidad y profesionalidad tan amplios, que caen por su propio peso y producen vergüenza ajena. Su maniqueísmo, la división entre bueno y malo y la ausencia de todo tipo de capacidad crítica -parece que su sistema de valores se establece por dogmas- alcanza en Diario de cotas surrealistas. Alcaldes de diversa calaña y personajes varios se ven obligados a charlar con una Milà que es de todo menos imparcial y a la que sólo le interesa ofrecer su visión panfletaria y condicionada. Para la posteridad son sus exabruptos -con muy mala educación, por cierto- ante ministros que no controlan del todo bien la elaboración del tabaco o que construyen hoteles en la playa. Su supuesto periodismo es, en realidad, un medio para construir su personaje a base de exageraciones y campañas antialgo, una manera de perpetuarse en programas de televisión teniendo encima prestigio de comprometida. No comprendo cómo los altos cargos administrativos siguen cayendo en la trampa de concederle una entrevista y contribuir así al éxito de su personaje. Yo me negaría en redondo a hablar con alguien que no quiere respuestas, sino simplemente hacer su papel. Para ella, el entrevistado es lo de menos.
Ya no me meteré en valorar la dudosa catadura moral de quien se adhiere a todas las causas nobles y después presenta un programa tan valioso culturalmente hablando y que tanto aporta a la sociedad como Gran Hermano. Ni el histrionismo, falta de respeto y mala educación a raudales de los que hace gala a discreción con tal de actuar de sí misma. Lo único que haré es recordar un instante glorioso, hace años, en el programa Queremos saber. Francisco Umbral puso en un aprieto a Milà porque no estuvo dispuesto a seguirle el juego, como ahora mismo hace todo el mundo.
10 comentarios
julian -
Julian Hernandez dixit:
aunque va de progre, es una fascista. sospecho que es contraria a la doctrina de musolini, que son el origen del fascismo, pero en la tercera definicion del diccionario dice: "Fascista: excesivamente autoritario." y eso es lo que eres. eres muy feminista, y eso es tan malo como ser machista. pides respeto para la gente y tu no respetas. tus seguidores son un reflejo de una sociedad cobarde y corrompida que no tiene valor mas que de asentir como ovejas.
me alegro de haber encontrado esta pagina para explayarme, aunque sea minimamente.
Vozarron -
Marco -
El problemazo aquà es que esta clase de personas manipuladoras (Milá, Teresa Campos, Sardá, etc.) trepan intimidando a las personas más o menos educadas.
Umbral hizo lo que debemos hacer todos ante gente asÃ: no seguirles la corriente.
Sé que la Milá, y los otros que nombré y muchos más, producen un efecto de autentico ASCO en mucha gente. El mismo ASCO interno que tenemos ante alguien manipulador y maquiavélico. Pero es que de ese asco y de provocar incomodidad en los demás es de lo que nutren su ego.
No son más que personajes que buscan aumentar su ego utilizando A QUIEN SE DEJE UTILIZAR.
Me alegro de no ser como esta señora. Lo siento por quienes tengan que aguantarla a diario, la verdad.
Coronel Kilgore -
Perdón, quizá he sido machista, mejor digo: Menuda retrasada.
Saludos
Anónimo -
Mr. Glasshead -
engelson -
es que me dan ganas hasta de fumar cuando la veo
Mr. Glasshead -
Rutenman -
Saludos.
Rutenman -
Vale que yo era un absoluto cabrón con MAYÚSCULAS, pero creo que había alguna profesora (las mujeres solían mostrarse menos flexibles) que, ejerciendo su papel, era aún peor que yo.
Un saludo Mr. Glasshead!!